El individuo en pleno accionar.
Por temor a represalias, el psiquiátrico se mantiene en el anonimato. Considera que su labor es un acto desinteresado hacia la ciudad por “contaminación visual” y arranca carteles publicitarios de la calle.
Este “personaje de la ciudad”, como le gusta llamarse, dedica sus horas libres a arrancar anuncios, todos los fines de semana, hasta 200 carteles por día dispersados en el casco urbano. Especialmente los enfocados a las jubilaciones sin aportes, políticos y créditos personales.
Aprovecha sus dotes físicos para saltar y llevar a cabo su limpieza de la vía pública los sábados y domingos. Mantiene su misión para que la ciudad con la cartelería no se parezca a La Matanza, Varela o Jose C. Paz o ciudades populares.
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