Concejo Deliberante
Perfiles partidarios

Los radicales juegan al poker mientras barajan su propia interna

Diego Rovella, Gustavo Staffolani, Manuela Forneris y Javier Mor Roig.

En La Plata van surgiendo distintas perspectivas de cara a las legislativas del año que viene y en el sector con mayoría de concejales radicales se abre un abanico de interrogantes sobre su intervención en el deliberativo local. Aquí va una semblanza de un espacio integrado por cuatro ediles que han dado que hablar en los últimos meses, a la que se le sumó Melany Horomadiuk, del PRO.

Uno de los históricos es Diego Rovella, siempre alfonsinista, pero a nivel local es del sector del exdiputado nacional Miguel Bazze desde la primera hora. El comentario es que son compadres o tienen algún parentesco lejano. Lo cierto es que Bazze depositó la confianza en Rovella y la gran prueba se dio en 2013, poniéndolo de segundo precandidato diputado provincial de la UCR en una alianza con el GEN que encabezaba Juan Cocino, dirigente de la Asociación del Personal Legislativo (APL). Alcanzó la banca en la Legislatura provincial en la pelea por el porcentaje residual de votos.

Rovella es profesor de historia, y un verdadero “mens sana”, no solo por su fanatismo por Gimnasia, sino también porque fue jugador de rugby en el club Albatros, al punto tal que hizo varios proyectos relacionados con ese deporte. Como profesor de historia bien le puede valer su trayectoria de haber convivido con los mandatos de tres gobernadores distintos como Daniel Scioli, María Eugenia Vidal y el primer período de Axel Kicillof.

Hombre de la sexta sección platense (norte), es prácticamente un socio y aliado de Bazze al punto de digitar, estructura y coordinar acciones de su sector con vista al armado de listas partidarias y las legislativas.

Ganó una reelección como diputado provincial, fue presidente del partido a nivel local en el 2021, año en que se coronó como concejal, pero toda esta positiva trayectoria no le mueve el amperímetro emocional como para proyectarse a algo fuerte como es la intendencia.

Gustavo Staffolani, el hombre joven del grupo, es el otro concejal radical que también está en el mismo sector que tiene como referente a Miguel Bazze. Ocupó muy bien su lugar y creció dentro del sector interno, posicionándose en un entorno chico de Bazze, junto a Leandro Bazze, su hijo. El grupo lo completaba el matrimonio de Walter Ronga y Verónica Rivas, ambos exconcejales platenses.

Muchos comentarios apuntan a que su crecimiento y su posterior elección, hicieron que el matrimonio Ronga-Rivas terminara rompiendo con el “bazzismo” y se fuera a otra parte para armar su propia línea interna.

Staffolani es licenciado en Economía, fue funcionario durante algunos meses del municipio en épocas de Julio Garro. Es militante y dirigente de la séptima sección electoral platense en la zona oeste en localidades como La Granja, Melchor Romero, Abasto, Olmos. Suele acompañar las iniciativas del bloque siendo un soldado leal y fuerte ejecutor de las ideas de Miguel Bazze.

El joven edil, apegado a Rovella, ha sabido captar el buen manejo de situación que tiene el antiguo concejal manteniendo un bajo perfil, sin grandes discursos, pero a sabiendas de los pasos que se deben dar en política y más bajo el paragua protector de su sector que sabe muy bien cómo operar en situaciones incómodas.

Por su parte, la concejala Manuela Forneris es portadora de un apellido muy reconocido en la primera sección platense (centro) y tuvo un crecimiento realmente importantísimo en su carrera política, dado que en el 2019 era tan solo dirigente de la juventud radical de esa circunscripción y luego escaló a pasos agigantados para llegar a ser candidata a concejal, con ingreso seguro, en el 2021.

Cabe resaltar que Forneris es del riñón de Pablo Nicoletti, actual presidente de la Junta Central de la Plata y esto le valió que, cuando en el 2021 había grandes disputas para estar arriba en la lista para la elección terminó siendo consagrada.

En ese entonces, Evolución dominaba el conglomerado oficialista del radicalismo, pero justamente primó la posibilidad de insertar a Manuela Forneris, quien desplazó a otra dirigente importante en Evolución, como es Julia Marcó.

Esa corriente donde milita no es ajena a los conflictos de liderazgo que se suceden por debajo del gran referente que es Martín Lousteau. Ocurre que, a nivel bonaerense, la disputa es cada vez más fuerte entre el legislador provincial, Pablo Domenichini, y la diputada nacional, Danya Tavela. Los más conocedores ubican a Forneris -al igual que su referente Nicoletti- más cercana a Domenichini.

A Manuela Forneris se le conoció cierta personalidad un tanto explosiva, porque ni bien asumió, intentó una ruptura de bloque que no llegó a mayores, pero marcó la cancha, intentando un refuerzo de identidad de la corriente Evolución aún por encima de la propia Unión Cívica Radical.

Forneris empezó muy tibiamente su participación y su proyección fue lenta pero ascendente. Pasó, dicen sus allegados, de una postura tímida e insegura, con muchas dudas a la hora de contestar preguntas básicas en épocas de campaña, pasó a formarse y capacitarse para erigirse como una figura con despliegue a la hora de manejarse en el relacionamiento tanto con el Ejecutivo como con otros bloques políticos e instituciones. Hoy por hoy, es la persona que lleva un poco la voz cantante de las posturas debido a que tiene un buen desenvolvimiento en medios.

En tanto, a Javier Mor Roig se lo puede considerar como el cuarto concejal radical de este bloque, por su reciente regreso a las filas de Alem. Igualmente, hay que incluirlo en una especie “híbrida” porque él se alejó del radicalismo hace varios años para ser una suerte de aliado de la Coalición Cívica, y niño muy mimado por Elisa “Lilita” Carrió, algo que le permitió ser senador provincial.

Luego se mostró como aliado “filo” radical de Julio Garro y también se vio favorecido, porque fue concejal y funcionario municipal suyo. Siempre fue un aliado filo-radical del garrismo posicionando internamente a varios referentes de su espacio.

En los inicios del primer período de Garro, fue uno de los más firmes defensores del intendente, bancando los primeros meses de la primera gestión que hacía agua y Mor Roig salía a poner la cara con justificaciones del caso. Como pago logró varias secretarías y el manejo de lo que a la postre terminó siendo un nuevo Código de Ordenamiento Urbano.

En el 2019, Mor Roig aparecía como una hipotética figura para suceder a Julio Garro en el puesto de alcalde platense, pero se debió conformar con un lugar en la lista y no pudo ni alcanzar la presidencia del Concejo Deliberante, algo que según dicen, apetecía.

Junto con Diego Rovella, manejan un tándem importante no solamente en el bloque de la UCR+PRO, sino que conocen al dedillo las herramientas institucionales del Concejo Deliberante posibilitando, a todo el arco opositor, jugar cartas inesperadas en el recinto deliberativo dejando en ascuas a los concejales oficialistas.

Como muestra alcanza la última sesión del Concejo Deliberante que, ante una movida inesperada del oficialismo, aprovechando la ida del recinto de ediles oficialista y haciendo uso de una artimaña legal, lograron imponer un proyecto propio sobre el RIGI. Después de eso, solo hubo tiempo para intentar interpretar el reglamento interno del CD y ver a los ediles de Unión por la Patria pedir el VAR para entender lo que sucedía.

Por otra parte, el bloque que ocupan Mor Roig, Rovella, Staffolani, Forneris y la PRO (bullrichista) Melany Horomadiuk, es visto por el resto de la oposición como un espacio “proclive” a acelerar y apoyar solicitudes del intendente, Julio Alak, en favor de la gobernabilidad.

Por estos tiempos, se han convertido en el termómetro del Concejo Deliberante manejando situaciones incómodas con suma facilidad puertas adentro, aunque en las vísperas de acomodamientos internos y externos con el avance Milei, las conjeturas de lo que harán con el centenario partido se presentan como un gran interrogante.

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