Perfiles urbanos
Exclusivo de NOVA

Afectuoso recuerdo del doctor Juan Carlos Olenczuk

El doctor Juan Carlos Olenczuk con su nieta.

Por Helmut Hans, especial para NOVA

Dolor en el mundo médico platense por la recordación del fallecimiento de entrañable psiquiatra de la ciudad de La Plata: Juan Carlos Olenczuk.

Miles de historias entrelazadas narran una admirable vocación de servicio. Atendía de forma particular en su hogar y también de manera integral en clínicas y en el hospital de Varela.

Habiendo en cuenta los factores sociales, culturales, psicológicos y ambientales muy distintos. Siempre asistía de forma alegre a los pacientes psiquiátricos.

Permanentemente cumplía el juramento hipocrático de hacer el bien a sus semejantes. Su solidaridad y altruismo es reconocido por sus pacientes.

Inmerso en volcar sus conocimientos con un lenguaje fácil y accesible. Ponía mucho énfasis en educar desde el amor cuando debían tomar medicación.

Siempre priorizaba guiar a aquellos que no la tengan, a que tuvieran la certeza de que él los acompañaría en la recuperación.

Captaba su atención para guiarlos y con su trabajo se sostenía, acompañaba y guiaba la recuperación con el menor daño posible.

Juan Carlos tenía muchas ganas, conocimientos y predisposición para ayudar a la comunidad. Su hijo Leando Olenczuk fue un activo participante de la vida médica de su padre.

Lo asistía y acompañaba como secretario médico y personal de su padre. Nos recuerda que después de las agotadoras jornadas de trabajo en clínicas y hospitales iba a relajarse y buscar la paz a la quinta.

Estaba en zona rural por las afueras de La Plata, en "El Pescado". Era su lugar en el mundo para relajarse y salir de la hostilidad de las grandes urbes.

Nos cuenta que se graduó en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y comenzó a trabajar en el hospital psiquiátrico de Romero. Se manejaba con distancias muy largas cuando había urgencias graves.

Siempre predispuesto a caminos complicados y de tierra. Todo sus inicios fueron venturosos y optimistas; y en los que adquirió muchos amigos y conocidos de la vida laboral diaria.

Desde políticos, empresarios, millonarios hasta gente en pobreza absoluta. Es muy recordado y ponderado por tantos años de enseñanzas y múltiples vivencias en cada lugar que trabajó. El psiquiatra conocía a sus pacientes por ende a personas, sus historias y sus vivencias. Y por supuesto empatía con ellos.

Él esta allá arriba con otro prócer y colega René Favaloro. Por eso el hijo pidió a NOVA recordar a su padre con este párrafo:

"Y me sobrevino la gran serenidad de la permanencia Porque nada puedes esperar si las cosas no duran más que tú. Y me recuerdo de esa población que honraba a sus muertos. Y la piedra sepulcral de cada familia, uno después de otro, recibía a los muertos. Y ellas eran las que establecían esta permanencia.

- Sois felices? - Pregunté.

- y como no serlo, sabiendo donde iremos a dormir...".

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