Una pesa por amor y otra por compromiso: las reglas básicas para mantener un gimnasio en funcionamiento
Por Pedro Domínguez, de la redacción de NOVA
Cuando una familia se compromete a tener un negocio en funcionamiento, busca que todos cumplan un rol preponderante pero, entre ellos, siempre destaca una cabeza, quien maneja los hilos del crecimiento y la fructificación de todo lo que se viene cosechando.
En este caso, Fusión B Gym está comandado por Rodolfo Víctor Tartaglia, un profesor de educación física que viene con ese sueño desde hace 40 años. Oriundo de Villa Argüello, de la ciudad de Berisso, comenzó sus estudios en la escuela número 43 de la ciudad de La Plata y su secundario lo realizó en el Colegio Nacional.
Siempre con la idea vigente de querer hacer actividad física y comprometer a una sociedad sedentaria de realizar movimientos en post de un beneficio para el cuerpo, logró poco a poco hacer su camino, incursionando en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación la carrera de profesora en Educación Física.
Una vez recibido, los sueños comenzaban poco a poco a hacerse más fáciles pero antes, con la ayuda de su mujer, suegro e hijos, debió sobrellevar sus aprendizajes a dos gimnasios donde fue empleado, para posteriormente cumplir su meta.
Tartaglia no sólo no bajó los brazos, si no que además, abrió una ventana en la que pocos llegan, que fue comenzar a dar clases en las escuelas de la región, como profesor de educación física.
Todo esto, hasta llegar 40 años después, a cumplir su meta, tener su propio gimnasio para toda la comunidad. Allí, esperó paciente a que la construcción avance poco a poco, los materiales vayan llegando, las máquinas, pesas y demás, estén en su lugar y de ahí, abrir para todos los vecinos.
Claro está que, la carga de esa mochila la llevó Jorge Battacchi, su suegro, quien le extendió el brazo para construir, perfeccionar y delinear lo que hoy es el gimnasio Fusión B Gym. Por esa razón, la "B" del gimnasio, es en honor al apellido de su suegro, que sin el trabajo arquitectónico de él, nada hubiese sido posible.
Pero, lamentablemente, su deseo debía esperar unos meses más, ya que la pandemia azotaba el país y el proyecto poco a poco se puso en pausa para la sociedad, no para la familia Tartaglia que puertas adentros seguía construyendo y armando cada uno de los espacios para que se pueda realizar ejercicio.
Como si estuviéramos levantando barras de 150 kilos en nuestras espaldas, los Tartaglias pudieron poco a poco superar una pandemia mundial, poner un protocolo y entablar así los primeros cupos de vecinos que se iban acercando, respetando el distanciamiento social, barbijo y alcohol en gel.
Es así como el negocio familiar, ubicado en 125 entre 62 y 63, continuó trabajando incansablemente hasta que arrancó el 2022. Allí, la alegría era inmensa y el trabajo que parecía de hormiga que tenía simplemente 20 activos en el gimnasio, pasó a tener 180 personas que abrazaron a la familia Tartaglia y dieron su voto de confianza para que este proyecto crezca cada día más.
Así, Fusión B Gym, apodado con ese nombre por toda la familia, poco a poco levanta su pesa de la victoria, para seguir creciendo y fortaleciendo los lazos con la comunidad.