Martín Vestiga y los periodistas empachados por las sobras que dejaron los políticos en el Foro de Intendentes PRO
Una importante reunión se llevó a cabo en el Club San Luis de La Plata, un epicentro de niños ricos que no podría albergar otro estilo de acto político como el de los "nenes de jopo con gel" en un Foro de Intendentes PRO bonaerenses. Lo malo de todo es que Tito Rosca se encontraba descompuesto y no pudo acompañarme, por lo que le tuve que pedir un aventón a Paco Gerlo.
- ¡Qué hambre che! 12.30 dijeron que ya estarían haciendo la conferencia de prensa. - Se enojó el colega que me acompañaba, en conjunto con los demás colegas de otros medios. Ya esperábamos todos desde las 10.30.
- ¿Y esa humareda? - Aseveró uno de los tantos ensobrados periodísticos por el núcleo "amarillo", perplejo por pensar que algo se incendiaba. Sin embargo, se trataba de carne a la parrilla, y en una cocina inigualable se estaba llevando a cabo unas papas fritas.
- Ahora seguro nos dan de comer, si hay unos cocineros con cuchillas que pasaron afilando. - Iluso, creía el colega Francisco Milón, mientras saboreaba hasta el pasto.
Las horas pasaron y ya se acercaban las 14, sin señales de vida. Más que algunos jefes comunales que se prendían algún cigarrillo en el ingreso hacia el restaurante que mantenía la reunión. A metros de donde nos encontrábamos los periodistas.
Según pudo vislumbrarse, hubo algunos gritos, enojos, señalamientos y hasta críticas hacia algunos políticos de perfil bajo que no tenían ningún sello amarillo. Más bien se les podía notar el ademán en "V" y hasta otros que no les molestaba el mote de "radicheta".
Tras pasar las valoraciones que Tito Rosca entiende y se mantiene al tanto, se visualizó como se seguía cocinando para un batallón. Aunque la segunda tanda fue a parar para los bien pagados asesores de los jefes comunales, amén de que sus choferes se llevaron motín de repartija.
Francisco Milón jugaba con sus llaves de la camioneta indignado, pensando que podría morirse de hambre. Porque la espera era infinita. No había palabra alguna por parte de los políticos, mucho menos comida y hasta los acompañantes de intendentes estaban mejor atendidos.
Me encargué de buscar, aunque sea llevarme una buena imagen, pero una persona de seguridad me dejó en claro que, en una propiedad con funcionarios estatales y de interés público, "solo se puede sacar fotografía al campo y la calle, a la reunión no".
Ya sin mucho movimiento y con una espera interminable, se dignó la organización del evento PRO a que la prensa como el resto de lo que comieron los intendentes y sus comodoros. Para ponerle una frutilla al postre, más que helado todo. Congelado.
Tampoco hubo tiempo de poder hacerse con la "degustación", porque al minuto los mandatarios locales amarillos decidieron hacerse la foto de portada para luego continuar con el postre a solas. Sin ánimo de nada, no tuvieron piedad con la prensa que hasta terminó siendo empapada por los aspersores ubicados en el campo de juego de la institución, a centímetros del sitio.
- ¡Bueno! ¡Listo! Ya tienen. Asi que no rompan. Chau. - Exclamó enojado uno de ellos molesto. Seguro por lo que se discutía, pero se la agarró con los periodistas.
La conferencia de prensa fue demasiado invasiva. Obvio. Ya que, la mala atención terminó siendo transportada. Por otro tanto, el intendente platense Julio Garro, terminó por delante de todos. Fiel a su "rosca", mantuvo a raya todo respecto de sus pares que acompañaban entre Héctor Gay (Bahía Blanca) y Lisandro Matzkin (Coronel Pringles). Ambos esperaban la palmadita en la cabeza como los perros ante cualquier declaración que hacían.
Nos tuvimos que alejar al instante del final con Paco Gerlo y Francisco Milón, porque los dolores de panza comenzaron a hacerse presentes ante el mal estado de esa comida dada, fría y manoseada. Además de que la frustación de que no tenían ganas de hablar con la prensa, tras ser invitados con antelación. No se comprende.
Pagar los impuestos es el claro signo de que sirve para llenarle la panza a los políticos que nosotros elegimos. Para también alimentar a sus amigos y amantes devenidas en asesores, algunos hasta choferes millonarios. Y lo que resta, si es que hay, termina para nosotros. Los imbéciles de turno.
¿Me preguntan, como ando?
Y respondo más o menos.
Si una manga de langostas,
se ha robado hasta los sueños.
Gobernando desgobiernan.